Tenemos la firme creencia que los líderes deben estar educándose continuamente, por esa razón muchas de las ideas que aplicamos en nuestra organización las encontramos en reconocidos libros de administración, liderazgo e innovación. Uno de esos libros es “Empresas que Perduran” de Jim Collins. Nos enamoramos perdidamente de la prosa de Collins 3 años atrás cuando leímos “Good To Great”, libro en el cual se presentaba una extensa investigación acerca de lo que se requiere para que una compañía pase de ser buena y estable a una realmente grandiosa. Lo que más nos gustó de él fue que muchos de los profesionales que crecimos con las historias de grandes innovadores como Steve Jobs, Larry Ellison y Jeff Bezos (entre otros), aspiramos a tener o trabajar en una empresa verdaderamente grandiosa. Nuestra lema no-oficial debería ser esa frase, que ya se ha vuelto cliché de: “no solo queremos dominar el juego, sino cambiar como se juega”. Muchas personas creen que esos temas solo aplican a Startups de software de Silicon Valley, sin embargo como firma de abogados, encontramos varias lecciones muy valiosas.
Lo que muchos no se dan cuenta es que muchas de las cosas que hacen que una compañía sea grandiosa, también la pueden hacer visionaria. Y a pesar de la visión que tenemos respecto a estas, las compañías visionarias no aparecieron de repente con la revolución tecnológica de la segunda mitad del siglo 20. En realidad han estado lentamente creciendo y cambiando sus respectivos sectores desde hace más de un siglo. De eso se trata “Empresas que Perduran”, de entender los secretos de esas longevas y visionarias compañías. Como hizo en “Good To Great”, Collins también aprovechar para arrasar con varios mitos que tenemos respecto al funcionamiento de estas compañías.
En primer lugar, no se trata de tener una idea disruptiva que cambiará el mundo, pocas compañías empiezan de esa forma. La mejor forma de empezar es construir una filosofía y unos valores core que establecerán una cultura que garantice éxito y mejora continua. Estos cimientos teóricos deben ir mas allá de las metas económicos, aunque es extremadamente satisfactorio hacer dinero, es difícil generar pasión solo con eso. Tienes que asegurarte que la visión y los valores inspiren pasión y compromiso que perdure indefinidamente, incluso a través de cambios de liderazgo. Como Collins dice: “Tienes que ser un fabricante de relojes, no alguien que diga la hora”.
Segundo, deja de pensar que tienes que olvidar tus valores y visión para tener éxito económico, o viceversa, las compañías visionarias son tan ambiciosas y disciplinadas que entienden a lo que Collins llama “El genio del “y””. En vez de creer que tienes que escoger entre ser una compañía fiel a sus valores y a su filosofía o una compañía visionaria,encuentra la forma de integrar ambos aspectos.
Esto nos lleva a la tercera parte. Tienes que tener unas creencias base que promuevan y reciban bien el cambio, la innovación y el progreso. Esto asegurará que tu compañía no solo evolucione con los tiempos, sino que también liderará esas evoluciones.
Finalmente, como se ha dicho anteriormente, las compañías no deben crecer por crecer. Para evitar que el crecimiento se dé de forma desproporcionada y se pierda el objetivo de esta misma, es siempre tener en cuenta la visión, filosofía y valores base en los cuales esta basada tu compañía, y alinear cada proyecto, proceso, objetivo y área con estos mismos. Esto asegurará, no sólo la fe que tus clientes y consumidores tendrán en tus procesos y productos, sino también establecerá el cambino a seguir para los futuros líderes dentro de tu organización.
Esas son solo algunas ideas generales que Collins desarrolla elocuentemente en su libro, pero la aplicabilidad que tienen estas en compañías reales es incuestionable. Si, como nosotros, te gustan ideas divertidas, disruptivas y duraderas para tu negocio, este es un libro muy recomendado.
Gustavo Andres Herrera Sierra
Coor. Procesos Administrativos