En los últimos meses se ha reactivado el debate respecto de la legalización del cultivo, producción, exportación del cannabis en Colombia. El panorama actual debería ser muy positivo para esta Nación: el uso medicinal de la flor ha sido legalizado; el consumo de la dosis personal está despenalizado desde hace más de 20 años y hay un emergente mercado a nivel mundial de productos cannábicos. Pese a que con la expedición del Código de Policía del 2016 estos derechos se restringieron pues allí se prohibió el consumo de sustancias psicoactivas y alcohólicas en espacios públicos (artículo 33 de la Ley 1801 del 2016), la Sala Plena de la Corte Constitucional este año declaró inexequible esta norma por considerarla como una prohibición que impacta el libre desarrollo de la personalidad.
El debate frente a la explotación y al consumo de productos cannábicos es importante debido a la historia de nuestro país respecto al uso de estas sustancias y las guerras que se han franjado desde hace más de un siglo dejando incontables bajas en la población civil tanto rural como urbana. Ahora bien, considerando la tendencia mundial frente a la legalización del cannabis y los crecientes beneficios económicos que han tenido varios países al abrirse espacio en el nuevo mercado que de allí se deriva, es esencial que nos replanteemos nuestra postura frente a este tema, dejándolo de ver como un debate filosófico y/o religioso y/o político meramente, para empezar a considerarlo como una discusión con grandes impactos económicos, financieros y de salud. Después de todo, nuestro país es tan solo uno de las decenas de países que han tomado una postura más flexible respecto al cannabis medicinal y recreacional.
En países como Estados Unidos y Canadá, considerar el uso de cannabis desde una perspectiva económico y financiera ha generado cada vez más y más inversiones e ingresos. En Colombia, gracias a nuestras condiciones climáticas y geográficas, según datos de Forbes, podríamos controlar el 25% del mercado de exportación mundial de estos productos. Con esto en mente, en este artículo presentaremos datos importantes para analizar el cannabis desde un punto de vista de negocios, en primer lugar, mirando las tendencias mundiales respecto a este tema, luego mirando el marco jurídico Colombiano. Por último, analizaríamos el potencial que Colombia tendría como actor principal de producción y exportación de Cannabis, teniendo en cuenta las oportunidades de rentabilidad y desafíos de empresas que estén incursionando en este sector.
Y desde ya es importante anotar cómo un adecuado sistema jurídico tanto en cuanto a la legalización o no de cada uso y explotación del cannabis, como de los incentivos que desde la propiedad intelectual se inyecte en el sistema para la producción, innovación y desarrollo de productos derivados. De ahí que el reto sea también para los abogados.
En el contexto internacional, la tendencia es clara: el mercado del cannabis legal ha llegado para quedarse.
El crecimiento exponencial de la industria del cannabis en los últimos años demuestra que las naciones están tomando conciencia del potencial de crecimiento de este nuevo mercado. Aunque los únicos dos países que han adaptado una legalización total del libre consumo y producción del Cannabis son Canadá y Uruguay, la legalización y flexibilización de estas normas en otras naciones reflejan la clara tendencia a un mercado cada vez más grande y diversificado. Un argumento a favor de esta postura radica en que el uso medicinal legalizado ya está en 21 países, incluyendo el nuestro. Esta cifra muy seguramente seguirá creciendo, de hecho, la Organización Mundial de la Salud este año hizo la recomendación de eliminar la dura restricción del cannabis y la resina de Cannabis debido a los claros beneficios terapéuticos y medicinales que tienen. Incluso, muchos de los que aún no han dado ese paso de la legalización están en el proceso de crear programas pilotos y marcos legales para su implementación, como es el caso en Holanda, el Reino Unido y Tailandia. Por otro lado, en Sudáfrica y Georgia mediante sentencias judiciales se ha admitido el consumo; conservándose en dichas naciones la prohibición respecto de la comercialización de productos derivados de esta sustancia.
Lo anterior demuestra que, aunque la legalización es un proceso que claramente debe hacerse de forma gradual y adaptarse a la situación específica de cada país, en muchos países ya está abonado el camino para poder acceder al mercado del Cannabis legal.
Muchos pensarán: Sí, tenemos una ventaja grande en lo que tiene que ver con nuestro clima tropical lo que nos permite tener producción durante todo el año y, además, hay tierras disponibles para cultivo, sin embargo, ¿Realmente qué tan grande sería ese mercado? ¿Qué tanto potencial de crecimiento tiene realmente a nivel internacional este proyecto como para que nos interese ser actores principales de él? Aunque más adelante analizaremos el potencial de rentabilidad que tiene Colombia específicamente, a nivel internacional los beneficios son más que claros. Como ya se dijo, actualmente son 21 países con los que se podría tener una relación comercial en este mercado, incluyendo dos en los que además del uso medicinal se permite el recreativo .
El mejor ejemplo de lo anterior es Estados Unidos: Aunque se mantiene una prohibición a nivel federal para el consumo de Cannabis, ya son dos tercios de la totalidad de los Estados en los que se han legalizado diferentes formas de uso y consumo de esta planta y sus productos derivados (29 estados permiten uso medicinal y 10 uso recreacional). El gobierno estadounidense está tan comprometido con la investigación y la crecimiento de esta nueva industria que el Cannabis ya no se encuentra en la lista de sustancias prohibidas de la D.E.A., es más, la F.D.A. aprobó el uso de productos cannábicos para infantes mayores de 2 años afectados por convulsiones relacionadas con el Síndrome Lennox – Gastaut y Síndrome de Dravet.
Las cifras
De otra parte, si se quiere ver el impacto de la legalización en datos económicos concretos de ingresos, inversiones y beneficios, vale señalar que esta nueva industria fue avaluada en US$11.900 millones en 2018 y con una proyección de crecimiento USD$16 mil millones para el final del 2019. Los mismos gobiernos estatales y municipales han visto grandes recompensas por esta flexibilidad, como en el caso de Chicago, donde se reporta una recolección de USD$52.7 millones de en impuestos al cannabis médico.
Esas cifras corresponden solo a Estados Unidos, sólo una de las 21 naciones donde el uso del cannabis se ha legalizado al menos para uso medicinal, a nivel mundial, el GRAND VIEW RESEARCH estima que para el 2025 este mercado llegará a USD $66.3 mil millones. Las entidades estatales y públicas de los países involucrados no son los únicos que ven los grandes beneficios de invertir en este mercado, claramente el sector privado no se queda atrás: Canopy Growth Company, la multinacional más grande de este sector, con tres líneas de negocio: Spectrum Cannabis para usos médicos, Tweed para uso recreacional y Canopy Health Innovation para investigación y desarrollo, cuenta actualmente con financiación externa por parte de compañías reconocidas a nivel mundial como Constellation Brands (Corona, Negra Modelo, Black Velvet Canadian Whisky, entre otras marcas), quienes aumentaron su participación en esta compañía a USD$4 mil millones en este último año. Por otro lado, Aurora Canopy ha tenido acercamientos con compañías como Coca Cola para producir bebidas con infusiones de CBD –uno de los agentes activos del Cannabis-.
Con la creciente legalización de esta industria, uno de los mayores retos para los productores y actores a nivel internacional es el de encontrar las condiciones idóneas para tener una producción con altos niveles de calidad y de rentabilidad. Después de todo no se trata solo de cultivar y empacar, se trata de realizar una labor de ingeniería agrícola que dura meses a través de la cual se clonan y multiplican las cédulas madre para crear semillas que soporten plagas y el mal clima, se extrae gran parte del THC (componente psicoactivo) para así trabajar el CBD (Componente medicinal y sedativo) para su uso en cosméticos y farma. Teniendo en cuenta la rigurosidad y duración que tienen estos procesos, una flexibilidad como la que nos otorga las condiciones geográficas y climáticas de Colombia es bastante envidiable. Por lo tanto, es importante analizar cuál ha sido la gradualidad y el ritmo que hemos tomado para actuar en este mercado. Con este objetivo, a continuación, analizaremos en qué estamos a nivel jurídico y a cuáles retos nos enfrentamos actualmente.
En Colombia
Aunque se han hecho esfuerzos para aprovechar nuestro potencial en esta industria, la relación entre esta planta y los grupos al margen de la ley ha dificultado su explotación. No obstante se ha transitado un camino muy importante, que inició en 1986 con la Ley 30, a partir de la cual se permitía el cultivo y fabricación de productos de Cannabis. En ese momento debido al nivel de corrupción y a la magnitud de la guerra que había en contra de los carteles de las drogas, no fue viable reglamentar esa ley. En 1994 la Corte Constitucional despenalizó el consumo de la dosis personal con la Sentencia C-221. Después de esto, tuvimos que esperar casi 20 años para otro importante hito en la regulación de este prometedor mercado, cuando en el 2015 se produjo un Decreto Presidencial que regulaba el cultivo, producción y venta del Cannabis para el uso medicinal, con la cual por fin se produjo la reglamentación de la Ley 30. Con los avances y descubrimientos científicos que apoyaban y probaban los beneficios que esta planta tenía para patologías degenerativas como la Esclerosis Múltiple y la epilepsia, este Decreto abrió paso para la Ley 1787 del 2016, con la que se abrieron las puertas a una institucionalización mayor de la iniciativa para el cultivo y fabricación de productos e insumos cannábicos con propósitos medicinales.
Un año después, con el Decreto 613 del 2017, se facultó al Ministerio de Salud para determinar y licenciar las condiciones para producción, exportación e investigación de productos derivados de Cannabis Medicinal. Mientras tanto, todo lo que tiene que ver con el cultivo de cannabis psicoactivo, no psicoactivo y semillas en general tanto fines científicos como de comercialización recae en el Ministerio de Justicia y del Derecho. Teniendo en cuenta estas facultades, actualmente el Ministerio de Justicia ha expedido 19 permisos para uso de semillas, 62 para el cultivo de Cannabis psicoactivo (THC) y 89 para el Cannabis no psicoactivo (CBD).
No obstante, actualmente no es claro cuáles sustancias derivadas del Cannabis serían susceptibles de control por parte del Fondo Nacional de Estupefacientes, por lo cual está pendiente una resolución del Ministerio de Salud con este objetivo (en las próximas semanas se presentará un borrador de este). Además, el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), encargado de la certificación de las semillas y productos derivados para exportación, presenta cuellos de botella debido a la gran cantidad de emprendedores que están adelantando los trámites para cumplir con las regulaciones y acceder a este negocio de forma legal.
Por esto, si Colombia pretende convertirse en un actor destacado en esta industria, se requiere mayor claridad respecto a las facultades que tiene cada ministerio y cada entidad estatal en lo que tiene que ver con permisos, licencias y autorizaciones requeridas para iniciar un negocio de esta clase.
. A todo esto, claramente se le añaden otros desafíos a los que las empresas se enfrentan en general: registros de marca, constitución de sociedades, obligaciones tributarias, protección de propiedad intelectual, registros sanitarios, etc.
Una de las mayores fortalezas que tenemos como país suramericano sobre las grandes potencias que están demostrando interés en volverse importantes actores en este negocio, es la disponibilidad de territorios en los cuales podemos tener una cosecha y producción continua de Cannabis durante todo el año. La falta de estaciones como en países como Canadá y Estados Unidos, hacen que departamentos a lo largo y ancho de nuestro territorio nacional como Antioquía, Tolima, Quindío, Huila, Cundinamarca y Valle del Cauca (entre muchos otros) ya estén volviéndose sedes de sofisticados y altamente protegidos centros de investigación y producción de semillas, flores, aceites y productos cannábicos. Habiendo sido estas antiguas zonas de conflicto, claramente gran parte de la inversión termina siendo en seguridad, ya que incluso si tenemos las condiciones propicias para un cultivo productivo, como pudimos ver anteriormente, este mercado es sometido a rigurosos procesos de certificación y licenciamiento, por lo cual la seguridad y protección, física e intelectual, no pueden pasar desapercibidas. Actualmente hay más de 25 empresas locales que están luchando por estas licencias, por lo cual se podrán imaginar que la búsqueda de financiación para cubrir estos gastos es cada vez mayor.
Aunque las cifras de inversión y de valorización del mercado de Estados Unidos que vimos anteriormente son muy prometedoras, actualmente el sector financiero colombiano está pendiente de tomar medidas para explorar la gran oportunidad que podríamos tener si asumimos el reto de tomar el rol de productores mayoritarios. De hecho, el único banco local que ha creado líneas de crédito para Cannabicultores es el BBVA, ya que la mayor parte de los bancos temen represalias o sanciones por parte del gobierno americano debido a la prohibición federal que se mencionó antes. El Banco Agrario tomó una iniciativa hace un tiempo de crear productos para este sector, sin embargo, al parecer nunca pasó de las fases de planificación.
Ello indica que, desde el punto de vista del sector bancario, es necesario no sólo crear productos para participar de forma directa en estos nuevos negocios, sino que también, atendiendo al nerviosismo que estas inversiones puedan traer tanto a directivos como a clientes del banco, es necesario que se estructuren áreas de auditoria que sean expertas en las regulaciones y certificaciones necesarias para este sector y, se aseguren de la legitimidad de las compañías en las que se vaya a invertir.
Debido a esta falta de líneas de crédito y posibilidades de financiamiento por esas vías tradicionales, aquellos que están tomando riendas de la situación y aprovechando este mercado emergente son productores y comerciantes ya establecidos en sectores agrícolas y productivos tradicionales como el arrocero, floricultor, cafetero, e incluso de ingeniería civil, , la Federación de Tabacaleros de Colombia considera muy probable el aprovechar los conocimientos adquiridos tras un siglo de producción de Tabacalera al cultivo del Cannabis medicinal (Siempre y cuando encuentren una compañía que les garantice el reemplazo de sus cultivos por marihuana).
Para entender la rentabilidad del negocio del cannabis medicinal es importante tener en cuenta la diferencia de los costos de producción entre un país como el nuestro y uno de Norteamérica. Con una adecuada capacidad de producción el costo de producir un gramo de flor en Colombia estaría en 5 centavos del dólar, mientras que esa misma cantidad en Canadá o en U.S.A. estaría entre 1.30 y 2 USD, esto es, hasta 40 veces más. Gracias a las facilidades que ofrecen nuestras condiciones climáticas y nuestra mano de obra más económica, la construcción de un invernadero para este propósito en Colombia requeriría una inversión de entre 100 mil y 200 mil USD, mientras que, para otros países del hemisferio del norte, esto podría tener un costo de alrededor de 1.5 millones USD. Esto nos indica que así actualmente las condiciones de financiación no sean tan fáciles ni claras, la rentabilidad de una compañía que cumpla con la totalidad de los requerimientos podría ser muy alta.
Esto se puede ver en el caso de Clever Leaves, quienes tienen uno de los laboratorios con las capacidades más grandes del mundo, lo cual se ha visto manifestado en una producción de . En este último caso, esos resultados se dieron gracias a una inversión de cerca de US$10 millones en infraestructura y otros activos. Como vimos anteriormente, el conseguir financiación por este monto no es tarea fácil, especialmente para pequeños agricultores que quieran aprovechar esta nueva oportunidad. Por lo tanto, para que los productores y agricultores de estos tamaños puedan llegar a estas cifras es necesario que se desarrollen estrategias a nivel público para hacer entender el alcance de estas oportunidades, así como las metodologías de gestión y de producción que se pueden aplicar.
En conclusión
De lo analizado hasta aquí pueden derivarse tres conclusiones. La primera, es que la tendencia mundial demuestra un mercado con un potencial que muy seguramente tendrá un crecimiento exponencial en los próximos años. La segunda, es que actualmente, aunque nuestro Estado ha tomado grandes pasos para reconocer y optimizar nuestro rol en este nuevo mercado, aún falta esclarecer aún más un plan de trabajo y de regulación concreto y entendible que empodere a los emprendedores y agricultores en el sector del Cannabis, permitiendo así que Colombia asuma el rol que podría tener: como una de las cabezas principales de este nuevo negocio a nivel internacional. Esto incluiría claramente el desarrollo y la capacitación de la población de pequeños y potenciales agricultores, así como la educación del público en general en los beneficios que estos productos están teniendo a nivel de la salud mundial; pero sobre todo en los requerimientos exigidos dentro del marco legal. Esto nos lleva a la tercera conclusión, que, en caso de darse las condiciones propicias, el sector financiero podría unirse a este trabajo al crear departamentos y metodologías que permitan que emprendedores de todos los tamaños puedan acceder a unas vías de financiación y certificación claras, tanto a nivel nacional como internacional.
Lo cierto es que el potencial ya está, se podría explotar dentro del marco legal actual y propender por mayores incentivos. La propiedad intelectual puede ser una de las claves. En una próxima entrega analizaremos este y otros puntos.
Gustavo Herrera
Luisa Herrera
Lina María Diaz
Herrera & Asociados Abogados
Fuentes y referencias en las cuales se basa este artículo:
Legal marijuana industry had banner year in 2018;https://www.cnbc.com/2018/12/27/legal-marijuana-industry-had-banner-year-in-2018.html
Víctor Roman; La OMS cambia su posición con respecto a la marihuana; https://www.elespectador.com/noticias/salud/la-oms-cambia-su-posicion-con-respecto-la-marihuana-articulo-837423
Legal Marijuana Market Size, Share & Trends Analysis Report By Type (Medical Cannabis, Recreational Cannabis), By Product Type, By Medical Application (Cancer, Mental Disorders), And Segment Forecasts, 2019 – 2025
Legal Marijuana Market Worth $66.3 Billion By 2025 | CAGR: 23.9%; https://www.grandviewresearch.com/press-release/global-legal-marijuana-market
Cannabis medicinal: Colombia se vuelve potencia; https://www.dinero.com/edicion-impresa/caratula/articulo/asi-crece-el-prospero-negocio-del-cannabis-en-colombia/266780
Por crisis, tabacaleros piensan pasarse a sembrar cannabis medicinal; https://www.eltiempo.com/colombia/otras-ciudades/tabacaleros-colombianos-estudian-cambiar-cultivos-a-cannabis-medicinal-382152